Es la una de la madrugada de un jueves cualquiera.
La habitación está oscura y sólo tengo un pequeño flexo encima de la mesa. Apunta para la mesa, sin dar demasiada luz.
Mis vecinos duermen. No hay ruido. Todo parece en calma.
Dejo de teclear y me acerco a la ventana. Retiro las cortinas. Es un ventanal enorme. Está abierto completamente y la persiana está totalmente abierta.
Deslizo mi cuerpo un poco hacia delante, sacando la cabeza por la ventana. La brisilla nocturna viene con una fuerza suave, agradable. No es fría, es perfecta. Mi pelo empieza a moverse lentamente y mis ojos se van cerrando.
Disfruto del momento.
XoXo.
S.
Estado: Disfrutando de las pequeñas cosas.
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